lunes, 11 de junio de 2012

 

Bodegas Vega Sicilia
País: España
Región: Castilla y León (Ribera del Duero)
Dirección1: Ctra. N-122, Km. 323
47359 Valbuena de Duero (Valladolid)
Teléfono: +34 983 680 147
Fax: +34 983 680 263
Correo-e:vegasicilia@vega-sicilia.com
Web:http://www.vega-sicilia.com
Fundación: 1864
Propietario: Familia Álvarez
Enólogo: Javier Ausás y Begoña Jovella
Botellas por año: 250.000
Viñas: 140 ha
Vinos: Unico, Valbuena
Eloy Lecanda fundó, en 1864, la bodega que simboliza la historia dorada del tinto español. Pese a haber pertenecido a diversos propietarios, Vega Sicilia mantiene la personalidad indiscutible que le ha llevado a la supremacía.
Esta firma es un mito dorado en la cultura europea del vino. En toda su larga historia ha pertenecido a diversos propietarios, aunque, salvo pasajeras épocas de crisis, ha mantenido siempre una personalidad indiscutible, elaborando vinos concentrados, maduros, generososos y superelegantes. A lo largo de estos años, ha sido siempre el símbolo dorado del vino tinto español, hasta el punto que, entre sus ilustres clientes, se contaba Winston Churchill.
La historia de este pago se inicia cuando Toribio Lecanda, hacendado de origen vasco, compró en 1848 una finca de 2.000 hectáreas al marqués de Valbuena. Lecanda convirtió la propiedad en una finca donde se practicaban mil actividades distintas: ganadería, plantación de frutales, viñedos... Al morir, en 1859, todos estos bienes pasaron a su hijo Eloy Lecanda y Chaves, que fundó la bodega Vega Sicilia en 1864.
Eloy compró en Burdeos 18.000 sarmientos de cabernet sauvignon, malbec y pinot noir. Sin embargo, sus primeros éxitos los cosecharía con el brandy. En 1876, en la Exposición de Filadelfia, Lecanda obtuvo un certificado de calidad por sus brandies. Aquel mismo año, consiguió ser proveedor de la Casa Real y en 1880 obtuvo la Gran Cruz de Isabel la Católica; todo eso sin haber nacido todavía el tinto que haría famosa a la firma. Pero fueron sus sucesores de principios del siglo XX, Ignacio Herrero y Txomin Garramiola, los verdaderos creadores del Vega Sicilia. Importaron en su época técnicas bordelesas para vinificar, renovaron las barricas de crianza y, sobre todo, dedicaron atención a la limpieza de los lagares.
La familia Herrero vendió, en 1951, la bodega a la empresa agrícola Prodes. Jesús Anadón, el director de la bodega, mantuvo durante medio siglo la leyenda intocable de la firma. Sus sucesores fueron Mariano García (1968) y Javier Ausás (1998). Mientras, la casa fue reformándose –casi en secreto– gracias a las inversiones que realizó un millonario venezolano.
En 1982, la familia Alvarez adquirió la finca, recuperando los criterios de calidad que caracterizan a las familias entregadas al negocio del vino. Muchos de los viñedos y las cepas, que tenían casi medio siglo de edad, se han replantado en rotación de cultivos. Hoy, cuando las inversiones y desvelos de la familia Alvarez restauran en buena hora la calidad de Vega Sicilia Único, hay que incluir este vino entre los ‘nuevos tintos’: ¡los mitos no tienen edad¡ Es un vino potente, carnoso, persistente...
La casa conserva, todavía en nuestros días, su sobrio aspecto de mansión castellana. Su fachada es de ladrillo, de aspecto monacal. En su interior hay una capilla que fue construida por los primeros propietarios. Por eso, la finca se daría a conocer por el nombre de Vega Sicilia, que hace referencia a la pequeña iglesia de Santa Cecilia. No obstante, las románticas y ancestrales instalaciones se han renovado convenientemente (prensas neumáticas, acero inoxidable) para elaborar estos vinos de prestigio y ofrecer hoy una producción suficiente para el mercado internacional. Entre 1999 y 2000, una renovación aún más profunda y radical ha transformado espectacularmente la bodega.
La superficie total de los viñedos propios es de unas 200 hectáreas, sin contar con las destinadas a otras bodegas de la propiedad. 5.000 barricas sirven para elaborar 300.000 botellas anuales de un vino muy prestigioso dentro y fuera de nuestras fronteras.
En el pago se cultivan las variedades tintas internacionales (cabernet sauvignon, merlot, malbec) que se han aclimatado durante más de un siglo a este lugar castellano. Al margen de estas variedades, también se cultivan la albillo y la tradicional tinto fino (tempranillo), que es la base de los tintos de la Ribera de Duero. Parte de sus viñedos se conducen en vaso, pero también hay una gran extensión de viña en espaldera. Los pinares de la orilla derecha del Duero rodean el viñedo. Los suelos son arcilloso-calcáreos, con zonales pardos y una parte aluvial. Entre los guijarros aparecen arcillas rojas y arcillas calcáreas.
El clima es de tipo continental, con influencia atlántica. Las precipitaciones son escasas, con medias anuales que no superan los 500 mm, concentradas especialmente en primavera y otoño. La insolación, extensa y abundante, alcanza medias anuales de 2.200 horas de sol, y el río Duero favorece las neblinas y brumas matinales que configuran una fuente adicional de humedad.
Una vez despalilladas las uvas –cuando se ha separado el grano de la raspa– se fermentan de ocho a quince días, a 28-30ºC. Después de la fermentación maloláctica, se separan los vinos que van destinados a las dos marcas: Vega Sicilia o Valbuena. Los vinos se almacenan un año en foudres y, después, hacen su crianza en barricas bordelesas fabricadas en la misma bodega, con un 70% de roble americano y un 30% de roble francés. Las 5.000 barricas de la bodega forman parte de la tradición de calidad.
La crianza es larga: primero, un mínimo de dos o tres años en barrica, nueva inicialmente, con trasiegas a otras más viejas, que culmina con un reposo en viejos toneles. La maduración en botella dura, a veces, más de cuatro años. Ni clarificación, ni filtrado, tal y como manda la tradición.
La empresa elabora y comercializa tres tipos de vino: el tinto reserva Valbuena, el Vega Sicilia Unico y el Vega Sicilia Unico Reserva Especial. Estos dos últimos se presentan al público, como mínimo, diez años después de ser vendimiados. El compromiso de esta bodega con sus clientes es tan grande que no existe Vega Sicilia de los años 1963, 1971 y 1978 (ni lo habrá en varias añadas más recientes), porque no se embotellan las añadas que no ofrecen la calidad deseada.

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