viernes, 10 de agosto de 2012

CLAVES PARA OBTENER UN BUEN VINO

Conseguir un buen vino no es una tarea sencilla. Al margen de los conocimientos que se le suponen a los responsables de cualquier bodega que pretenda poner en el mercado caldos de gran calidad -dada la competencia existente-, resulta imprescindible contar con una buena tierra donde plantar los viñedos y que ésta tenga como mejor compañero de viaje un clima propicio para el desarrollo y maduración de la uva.

Tal sucede en la provincia de Granada, donde variedades de vid como las de 'Cabernet Sauvignon', 'Syrah' o 'Merlot' junto a la española 'Tempranillo' dan origen a vinos tintos con mucho cuerpo, que son perfectos para acompañar platos consistentes de legumbres, carnes rojas o caza. Unos tipos de uva que si se mantiene sana y sin necesidad de productos fitosanitarios, da un gran rendimiento.

Antonio López, enólogo de las Bodegas Muñana, señala a este respecto que los vinos granadinos tienen cada vez mayor calidad porque la altura a la que dan sus frutos las parras evita que la uva madure rápidamente y sin haber tomado cuerpo. «Por cada 100 metros de altitud en la que están plantadas las viñas es como si subiéramos 100 kilómetros hacia el norte de la península, lo que nos reporta unas ventajas realmente considerables frente a los vinos de otras zonas», afirma López.

El control de maduración de la uva también es fundamental y los expertos en la materia revisan que ésta no se pase, pues desvirtuaría mucho el producto final.

En la bodega
Ya en la fase que se realiza en la bodega, la higiene, el control de temperatura y las instalaciones también resultan decisivas en el producto final. López asegura a este respecto que el empresariado granadino no ha escatimado dinero para dotar a sus bodegas de los mejores recursos, contando con el asesoramiento de expertos en la materia «que somos en el fondo los que tenemos la responsabilidad última de que se produzca un buen vino, un caldo granadino de calidad que pueda competir».

martes, 19 de junio de 2012

Cómo definimos el vino en una cata

Una cata de vino es puro arte, para nosotros se necesita una verdadera maestría que sólo con el paso de los años se llega a dominar. Durante una cata es necesario poder conocer las palabras que describen a un vino,
de hecho existe una amplia terminología que resulta fundamental cuando se habla de vinos.

Todos conocemos la expresión “vino afrutado” pues esta expresión según un experto catador es inapropiada e incorrecta, en su lugar deberemos utilizar el término frutal, ya que guarda mucha más relación con lo que queremos describir, se trataría de un vino que nos evoca distintos aromas vegetales, ya sea del propio aroma de la uva o parecido a otra fruta.

Llamaremos vino agresivo a aquel que nos resulte desagradable por presentar un aroma y un sabor muy penetrantes, como características dominantes de este tipo de vinos, diremos que son astringentes y muy ácidos.

Cuando el vino nos resulte fresco y ligero, fácilmente bebible y tan suave que no detectemos casi ningún aroma, podremos definir a este vino como alegre.

Denominaremos a un vino astringente, siempre que nos produzca una peculiar sensación de estrechamiento en nuestra boca. La causa de esta sensación son los taninos que se encuentran presentes en su composición. Claro, que si esta astringencia es realmente excesiva, catalogaremos a este vino como áspero, la causa es, al igual que cuando lo denominamos astringente, el exceso de taninos presente o quizás el exceso de componentes herbáceos como pueden ser las pepitas.

En ocasiones hemos podido disfrutar de un vino dulce, es fácil definirlo, pero cuando encontremos un vino que no es dulce pero que nos produce unas sensaciones un tanto azucaradas lo denominaremos abocado o embocado. Estos términos son sólo un pequeño ejemplo que en sucesivas publicaciones iremos ampliando y enlazando. Seguro que tú conoces alguna para ir ampliando el tema, ¿la compartes?

domingo, 17 de junio de 2012

Sobre las añadas del vino, ¿son tan importantes?

anyadas_vino.PNGSi nos interesa conocer la calidad que presenta una determinada añada de un vino, es imprescindible documentarse sobre la climatología que imperó durante ese año en la zona donde se encuentra el viñedo, especialmente durante el periodo primaveral y el periodo estival. Estas son temporadas importantes debido a que son los periodos de crecimiento y maduración de la uva.
Una diferencia entre añadas viene marcada especialmente en las zonas donde el clima suele jugar malas pasadas, veranos pasados por agua, frío extremo durante determinadas fases del crecimiento, maduración, etc. Por otra parte, un vino que provenga de una zona donde predomina una continuidad climatológica, es decir, más estabilidad, presentará una añada muy similar a otra, con lo que ya no se trata de un aspecto tan importante a tener en cuenta.

La añada tiene importancia aunque creemos que más importantes son las manos de quienes elaboran el vino, una añada pésima en manos de un experto enólogo puede convertirse en una orquesta sinfónica para nuestro paladar y decimos esto porque hay quien lleva a extremos neuróticos el tema de la añada, dejándose guiar más por los dígitos informativos de la botella que por el gran sabor que puede proporcionar ese determinado vino.
Un experto enólogo de nuestra localidad nos explicaba que el aspecto climatológico se ha de tener en cuenta, pero mucho más los cuidados que realiza una determinada marca con sus viñedos. Una añada pésima para vinos de granel puede ser una añada buena para vinos embotellados, ambos han sido obtenidos de una misma zona pero la diferencia han sido los cuidados que se han procesado a las viñas, por tanto, tengamos en cuenta prioritariamente cuál es la bodega, como trata sus viñedos y todos aquellos aspectos que demuestran el interés por elaborar un buen vino, no demos extrema importancia a la añada.
Ponemos a vuestra disposición una tabla clasificatoria de las añadas de los vinos españoles facilitada por los consejos reguladores de las Denominaciones de Origen, ¿discrepas con alguna de las evaluaciones realizadas?

viernes, 15 de junio de 2012

Marqués de Cáceres Reserva 1996

No es muy frecuente que traigamos al blog referencias vinícolas tan alejadas de lo que hoy es habitual en los mentideros del vino. Las guías, revistas y websites nos aturden con vinos de la nueva ola con fruta Marqués de Cáceres Reservasobremadura, barricas nueva de tueste alto y graduaciones que rozan el 15% alc.vol.
Para alguien que se crió con Imperial y Viña Ardanza, que luego renegó del clasicismo riojano y que ha ido pasando por Jumillas, Bierzos, Toros, Riberas, Priorats, traer un humilde Marqués de Cáceres es, créanme, motivo de auto-desconcierto.
Una primera sorpresa con el Reserva de Marqués de Cáceres me sucedió con el Reserva 1994. ¿Dónde está la suciedad? ¿el pelo de perro mojado? ¿la silla de montar? Allí no había más que fruta en sazón, un vino equilibrado, sabroso, largo, con todo en su sitio. Compré varias botellas (a 12 euros) de las que aún me queda una.
El Reserva 1995 lo dejé escapar, porque una botella que probé no me causó la misma impresión que el 1995. Pero cuando llegó el 1996 a los anaqueles, no pude resistirme y comprobé asombrado que, a pesar de llevar casi 9 años desde la cosecha, me pareció que tenía una potencia de fruta que hacía pensar en un 2004 y no en un 1996. Así que compré unas botellitas, que al fin y al cabo el precio tampoco era muy elevado (13 euros).
La semana pasada abrí una y comprobé que está asombrosamente bueno. Es el prototipo de un vino fino de Rioja. Sin gochadas. Sin suciedades. Sin oxidarse. De cuerpo medio (ni falta que le hace tener más cuerpo) y un precioso color que no muestra ni un signo de evolución. Con un 13% alc.vol. se disfruta sin esas notas tan comunes de mentolados, torrefactos, etc, tan en boga hoy en día.
Particularmente, con cada buena añada en el mercado, me permito comprar una botella de las grandes casas Riojanas y, aunque hay veces que te preguntas "¿cómo habrán logrado hacer un vino tan malo en una añada tan buena"?, otras te dan ganas de comprar varias cajas y disfrutarlas tremendamente a un precio impensable en un vino de nuevo cuño. Seguimos esperando al Contino 2001.

Monte Real Gran Reserva, un gran vino de Bodegas Riojanas

Todas las Denominaciones de Origen nos aportan buenos vinos, de eso no hay duda, pero una de las más reconocidas hasta por los que no son aficionados al vino es La Rioja, Denominación que durante algunos años inundó las cartas de muchos restaurantes
sin dejar hueco al resto de vinos. image

La culpa no ha sido ni mucho menos de La Rioja, ha sido de los restauradores que quizás desconocían que existían otros buenos vinos o simplemente eran las que más solicitaban en su establecimiento, dejándose seducir por la promoción y la publicidad muy bien lograda de la Denominación de La Rioja.

Esto ha cambiado y un vino riojano que se precie brilla por su verdadera calidad, no fruto de un adecuado marketing. Es el caso de Monte Real Gran Reserva, un gran vino elaborado por Bodegas Riojanas que, en nuestra opinión es un buen vino.

Elaborado con un 5% de la variedad graciano, un 80% de tempranillo y un 15% de mazuelo, presenta un color cereza intenso brillante que seduce a nuestros ojos. La nariz se siente colmada por sus potentes aromas un tanto fragantes y en boca, lo hemos encontrado estructurado, sabroso, con un largo postgusto y el característico sabor a roble resultante de su crianza de 4 a 5 años.

VIÑA SAN LORENZO

Hacia principios del siglo XX, cuando Lima poseía la belleza que la coronó como Patrimonio Cultural de Humanidad, más al sur, en el Valle de Surco, se desarrollaron los cultivos que dieron origen a esa tradición vitivinícola que hasta nuestros días sigue vigente.
De entre todas las bodegas que poblaron esta zona, Viña San Lorenzo se constituye como el mayor representante de esta tradición y la empresa con mayor prospección en el tiempo, con presencia, no sólo en la capital, sino en las principales ciudades del país como Cuzco, Arequipa, Ilo, Chiclayo, Trujillo y Piura.

En la actualidad, Viña San Lorenzo ha desarrollado sistemas de almacenamiento y embotellado con tecnología de punta que la equiparan con las mejores bodegas del país y que, junto con la tradición familiar y el esmerado cuidado de sus tierras de cultivo, ofrecen a sus clientes, productos de alta calidad y frescura.

Viña San Lorenzo se dedica a la elaboración de vinos jóvenes tanto secos, como semi-secos y dulces. Por otro lado, la elaboración de Piscos y Macerados, es casi una obligación para una bodega peruana.
Con una capacidad de almacenaje de 250,000 litros, nuestra bodega se ubica entre las más pujantes de la zona, cuenta además con la DENOMINACIÓN DE ORIGEN para el PISCO, y sus ventas aumentan progresivamente cada año en cifras por encima del 15 %.

A pesar de ser una bodega pequeña aún, cuenta con un prestigio ya ganado entre los consumidores los cuales, año a año, nos alientan con su preferencia.


TIERRAS

Desde hace algunos años, Viña san Lorenzo cuenta con tierras propias las cuales nos ofrecen ocho variedades de uvas, entre las que destacan Borgoña, Quebranta, Italia, Chenin, Malbec, Grenage, Alvilla y Alicante.

Dichas Tierras se encuentran en el valle de Huaral, a tan sólo dos horas al norte de Lima. Esta zona se caracteriza por contar con tierras apropiadas al cultivo de diversas frutas en especial sus reconocidas naranjas Huando.

En dicha zona y junto con la belleza del campo, se puede disfrutar además de la casa hacienda y su pequeña bodega que en la actualidad ya ha producido sus primeros vinos y piscos.

martes, 12 de junio de 2012

MARIDAJE ENTRE PUROS Y VINO

Al parecer, quieren mostrar que hay un atractivo maridaje entre los vinos y los puros. En un mundo en el que nos encontramos en plena campaña contra el hábito de fumar,
un productor de vinos de lujo sudamericano anuncia que ha creado el primer puro ideal para maridar con el vino.

Se trata de un nuevo puro elaborado con hojas de tabaco cubano y de la isla de Sumatra, el creador Mike Ratcliffe, tras 10 años trabajando en este proyecto, indica que este puro es ideal para maridar con los vinos tintos.

Increíble, podrá ser una gran propuesta para el fumador de puros, pero no creemos que sea una brillante apuesta para el mundo enológico, el vino es un alimento ideal para maridar con otros alimentos no para que acompañe a un elemento nocivo para la salud.

Añadiremos más, con un puro se fuma menos diariamente, no encontramos la presencia de aditivos de igual modo que en un cigarrillo y contiene mucha menos nicotina y alquitrán, ya que éste se pierde con la fermentación de la hoja, pero en ningún momento se puede decir que el puro sea sano, ya que los riesgos de cáncer están en las estadísticas.

VINO DE JEREZ

Un vino de Reyes

Si alguno lo es, dentro de los nuestros, sin duda el vino de Jerez está entre ellos, entre los vinos de Reyes, que bien podemos degustar en el día de hoy. Es un vino que ha sido objeto de numerosos estudios y análisis desde los más diversos puntos de vista, pero carecía hasta hace poco de una obra que resumiera en un solo volumen una visión general y actualizada de este producto. Un libro ha llegado para arreglarlo.
Según explica el propio presidente del Consejo Regulador, Jorge Pascual, este libro “abre las puertas del maravilloso y complejo mundo de los Vinos de Jerez y la Manzanilla de una manera global” a aquellos lectores no especialistas en la materia. Es la obra definitiva y actual. “El Gran Libro de los Vinos de Jerez”, coeditada por el Consejo Regulador de los Vinos de Jerez y Manzanilla y la Junta de Andalucía con la colaboración de la Caja San Fernando, es un trabajo editorial de gran formato y cuidado diseño que acerca al gran público las virtudes y bondades sobre los vinos de Jerez y la Manzanilla. Se trata de un libro ameno y fácil de leer que reúne el trabajo de 18 autores especialistas y amantes del Jerez y la Manzanilla.
Esta obra, de fácil lectura y amena, lleva a los lectores a acercarse a los vinos de Jerez desde las más diversas disciplinas: la localización geográfica del Jerez y la Manzanilla, tanto natural como urbana y social; la historia milenaria de uno de los vinos más antiguos del mundo; la particularidad de su viticultura; la ‘ciencia’ de su enología; la múltiple variedad de tipos; sus posibilidades en la gastronomía y en la cocina; cómo, cuándo y a qué temperatura consumirlo; su papel dentro de la cultura y la sociedad, etc.
El Gran Libro de los Vinos de Jerez” está compuesto por 18 capítulos, cada uno elaborado por un autor diferente y especializado en un aspecto concreto, además de ser grandes conocedores y atesorar un gran gusto por este vino, lo que se trasmite a lo largo de todo el libro a los lectores. José María Fernández-Palacios, Rafael Navas, Carmen Borrego, Javier Maldonado, Alberto Ramos, Luis García, Alberto García de Luján, José María Mateos, Víctor Manuel Palacios, Luis Pérez, Juan Gómez, Javier Hidalgo, César Saldaña, Fernando López Romasanta, María José Yravedra, Carlos Delgado, Lalo Grosso y Juan Luis Bretón conforman el equipo de trabajo que ha descubierto en las páginas de esta obra la personalidad y originalidad de un vino que ha conquistado los más heterogéneos mercados de todo el mundo.
Este libro, editado por Cienconsultores de Comunicación, se presenta en gran formato (coffee table book o libro de mesa) y cuidada edición, donde prima una exquisita selección y realización de fotografías así como un diseño de lujo. El objetivo, página a página, es conseguir un sabio equilibrio entre la vanguardia más pujante y una tradición de siglos.
Y como prueba de que este vino no pasa de actualidad, dentro de unos días tendremos otra noticia interesante sobre el mismo, ya que un Concurso Internacional reunirá en Jerez a los mejores chefs y sumilleres del mundo para maridar la más exquisita gastronomía con los vinos de Jerez.
Y es que la final de la II Edición del Concurso Internacional Copa Jerez tendrá lugar en esta ciudad andaluza entre el 10 y el 12 de enero de 2007 y contará como protagonistas a reconocidos chefs y sumilleres del mundo. Organizados en parejas nacionales que representarán a los principales mercados de los vinos de Jerez en todo el mundo, competirán por el premio internacional al mejor maridaje de un menú completo de tres platos con distintos Vinos de Jerez y Manzanilla. Reino Unido, Bélgica, Holanda, Alemania, Estados Unidos, Japón y España son los países finalistas que se darán cita para demostrar la armonía perfecta entre gastronomía y vinos de Jerez.
El Jurado del concurso, que valorará las distintas propuestas de maridaje de cada una de las parejas finalistas, está compuesto por prestigiosas figuras de la gastronomía y la crítica especializada, entre las que destacan Angela Hartnett, creadora del menú “Sherry and Tapas” en su restaurante The Connaught de Londres (una estrella Michelin); o Mark Jankel, que junto al sumiller Patrice Guillon, del restaurante londinense Notting Hill Brasserie, fue vencedor de la primera edición de la Copa Jerez.
Tal y como ha destacado la propia Hartnett, “hemos podido constatar las atractivas, atrevidas e innovadoras ideas que están aplicando los chefs y sumilleres en sus restaurantes, para llevar este gran clásico a nuevas y jóvenes generaciones de consumidores”.
Con esta segunda edición de la Copa Jerez se consolida un evento de gran proyección internacional que, en su primera edición celebrada en 2005, congregó importantes personalidades de la restauración y sumillería internacional. El objetivo primordial de este Concurso Internacional es el de demostrar las enormes posibilidades de los Vinos de Jerez y la Manzanilla en el maridaje con las más variadas propuestas y creaciones culinarias, desde los entrantes hasta los postres, revelando al Jerez como un vino idóneo para el consumo en la mesa, más allá del aperitivo.
La Asociación de Exportadores del Sherry (Fedejerez) y el Consejo Regulador, en coordinación con las distintas agencias de relaciones públicas que llevan a cabo las campañas de promoción genérica de los Vinos de Jerez en los distintos países, ha extendido este evento a diversos mercados internacionales donde este vino ha conseguido un gran aceptación por parte de la crítica y del público general. De hecho, los siete países participantes en el evento concentran el 95% del consumo de vinos de Jerez en el mundo.

CONTROL DE HUMEDADES EN LAS BODEGAS

Las condiciones ambientales del lugar en donde maduran los vinos de crianza deben estar perfectamente reguladas en cuanto a los parámetros atmosféricos se refiere, manteniendo en cada momento la temperatura y grado de humedad adecuados.

Cuando aún era posible contar con bodegas excavadas en el subsuelo su control era relativamente fácil de hacer, aunque existían algunas variaciones incontrolables. Ahora es posible, en todo momento, adecuar el equilibrio ideal temperatura/humedad con el sistema Mist&Fog cualquiera que sea el recinto destinado a la crianza de los mejores caldos.

Las altas temperaturas y una humedad insuficiente contribuyen a aumentar las pérdidas de líquido; hasta un 15% para vinos o licores almacenados durante más de dos años. Cuanto mayor es la evaporación del vino o licor, más frecuentemente es necesario el rellenado, generando altos costes de mano de obra y producto. El sistema de nebulización de agua a alta presión mantiene unos niveles de humedad constantes y óptimos para reducir las pérdidas por evaporación.

El agua es presurizada a más de 1.000 psi (70 bar) y pulverizada a través de boquillas con orificios pequeños de entre 0,15 y 0,3 mm. Este proceso de humidificación, en combinación con una refrigeración ambiental, crea un entorno ideal para el almacenamiento del vino o licor. Estos sistemas son programables y de fácil mantenimiento a través de controles accesibles.

Los Sistemas de Control de Humedad pueden diseñarse a medida y se fabrican para cualquier aplicación específica. La sencillez del sistema permite que muchos usuarios opten por instalarlo ellos mismos con la adquisición de kits para el propio montaje con el consecuente ahorro de costes.

lunes, 11 de junio de 2012

 

Bodegas Vega Sicilia
País: España
Región: Castilla y León (Ribera del Duero)
Dirección1: Ctra. N-122, Km. 323
47359 Valbuena de Duero (Valladolid)
Teléfono: +34 983 680 147
Fax: +34 983 680 263
Correo-e:vegasicilia@vega-sicilia.com
Web:http://www.vega-sicilia.com
Fundación: 1864
Propietario: Familia Álvarez
Enólogo: Javier Ausás y Begoña Jovella
Botellas por año: 250.000
Viñas: 140 ha
Vinos: Unico, Valbuena
Eloy Lecanda fundó, en 1864, la bodega que simboliza la historia dorada del tinto español. Pese a haber pertenecido a diversos propietarios, Vega Sicilia mantiene la personalidad indiscutible que le ha llevado a la supremacía.
Esta firma es un mito dorado en la cultura europea del vino. En toda su larga historia ha pertenecido a diversos propietarios, aunque, salvo pasajeras épocas de crisis, ha mantenido siempre una personalidad indiscutible, elaborando vinos concentrados, maduros, generososos y superelegantes. A lo largo de estos años, ha sido siempre el símbolo dorado del vino tinto español, hasta el punto que, entre sus ilustres clientes, se contaba Winston Churchill.
La historia de este pago se inicia cuando Toribio Lecanda, hacendado de origen vasco, compró en 1848 una finca de 2.000 hectáreas al marqués de Valbuena. Lecanda convirtió la propiedad en una finca donde se practicaban mil actividades distintas: ganadería, plantación de frutales, viñedos... Al morir, en 1859, todos estos bienes pasaron a su hijo Eloy Lecanda y Chaves, que fundó la bodega Vega Sicilia en 1864.
Eloy compró en Burdeos 18.000 sarmientos de cabernet sauvignon, malbec y pinot noir. Sin embargo, sus primeros éxitos los cosecharía con el brandy. En 1876, en la Exposición de Filadelfia, Lecanda obtuvo un certificado de calidad por sus brandies. Aquel mismo año, consiguió ser proveedor de la Casa Real y en 1880 obtuvo la Gran Cruz de Isabel la Católica; todo eso sin haber nacido todavía el tinto que haría famosa a la firma. Pero fueron sus sucesores de principios del siglo XX, Ignacio Herrero y Txomin Garramiola, los verdaderos creadores del Vega Sicilia. Importaron en su época técnicas bordelesas para vinificar, renovaron las barricas de crianza y, sobre todo, dedicaron atención a la limpieza de los lagares.
La familia Herrero vendió, en 1951, la bodega a la empresa agrícola Prodes. Jesús Anadón, el director de la bodega, mantuvo durante medio siglo la leyenda intocable de la firma. Sus sucesores fueron Mariano García (1968) y Javier Ausás (1998). Mientras, la casa fue reformándose –casi en secreto– gracias a las inversiones que realizó un millonario venezolano.
En 1982, la familia Alvarez adquirió la finca, recuperando los criterios de calidad que caracterizan a las familias entregadas al negocio del vino. Muchos de los viñedos y las cepas, que tenían casi medio siglo de edad, se han replantado en rotación de cultivos. Hoy, cuando las inversiones y desvelos de la familia Alvarez restauran en buena hora la calidad de Vega Sicilia Único, hay que incluir este vino entre los ‘nuevos tintos’: ¡los mitos no tienen edad¡ Es un vino potente, carnoso, persistente...
La casa conserva, todavía en nuestros días, su sobrio aspecto de mansión castellana. Su fachada es de ladrillo, de aspecto monacal. En su interior hay una capilla que fue construida por los primeros propietarios. Por eso, la finca se daría a conocer por el nombre de Vega Sicilia, que hace referencia a la pequeña iglesia de Santa Cecilia. No obstante, las románticas y ancestrales instalaciones se han renovado convenientemente (prensas neumáticas, acero inoxidable) para elaborar estos vinos de prestigio y ofrecer hoy una producción suficiente para el mercado internacional. Entre 1999 y 2000, una renovación aún más profunda y radical ha transformado espectacularmente la bodega.
La superficie total de los viñedos propios es de unas 200 hectáreas, sin contar con las destinadas a otras bodegas de la propiedad. 5.000 barricas sirven para elaborar 300.000 botellas anuales de un vino muy prestigioso dentro y fuera de nuestras fronteras.
En el pago se cultivan las variedades tintas internacionales (cabernet sauvignon, merlot, malbec) que se han aclimatado durante más de un siglo a este lugar castellano. Al margen de estas variedades, también se cultivan la albillo y la tradicional tinto fino (tempranillo), que es la base de los tintos de la Ribera de Duero. Parte de sus viñedos se conducen en vaso, pero también hay una gran extensión de viña en espaldera. Los pinares de la orilla derecha del Duero rodean el viñedo. Los suelos son arcilloso-calcáreos, con zonales pardos y una parte aluvial. Entre los guijarros aparecen arcillas rojas y arcillas calcáreas.
El clima es de tipo continental, con influencia atlántica. Las precipitaciones son escasas, con medias anuales que no superan los 500 mm, concentradas especialmente en primavera y otoño. La insolación, extensa y abundante, alcanza medias anuales de 2.200 horas de sol, y el río Duero favorece las neblinas y brumas matinales que configuran una fuente adicional de humedad.
Una vez despalilladas las uvas –cuando se ha separado el grano de la raspa– se fermentan de ocho a quince días, a 28-30ºC. Después de la fermentación maloláctica, se separan los vinos que van destinados a las dos marcas: Vega Sicilia o Valbuena. Los vinos se almacenan un año en foudres y, después, hacen su crianza en barricas bordelesas fabricadas en la misma bodega, con un 70% de roble americano y un 30% de roble francés. Las 5.000 barricas de la bodega forman parte de la tradición de calidad.
La crianza es larga: primero, un mínimo de dos o tres años en barrica, nueva inicialmente, con trasiegas a otras más viejas, que culmina con un reposo en viejos toneles. La maduración en botella dura, a veces, más de cuatro años. Ni clarificación, ni filtrado, tal y como manda la tradición.
La empresa elabora y comercializa tres tipos de vino: el tinto reserva Valbuena, el Vega Sicilia Unico y el Vega Sicilia Unico Reserva Especial. Estos dos últimos se presentan al público, como mínimo, diez años después de ser vendimiados. El compromiso de esta bodega con sus clientes es tan grande que no existe Vega Sicilia de los años 1963, 1971 y 1978 (ni lo habrá en varias añadas más recientes), porque no se embotellan las añadas que no ofrecen la calidad deseada.
Diez grandes champanes rosados 


La digestión de uno de esos almuerzos, de porciones y pringues tan contundentes como 'tradicionales', requería del alivio que suele proporcionar un buen garbeo. Y qué mejor pista para ello que los parques y bulevares parisienses en una apacible y soleada tarde. Más adelante, con el ocaso, tendría que regresar al hotel y atender una sonora cata de champanes rosados, las 'cuvées' más prestigiosas de las grandes casas de Champaña. Aunque se ejecutase a ciegas, iba haciendo cábalas con las bellas muestras que debería afrontar: Dom Perignon, Krug, Grande Dame, Cristal, etcétera... Fue en ese punto cuando un piquete de gendarmes interrumpió mis pasos y devaneos de forma inopinada y un tanto intimidatoria. Debidamente identificado y libre ya de toda sospecha, aquel suceso tuvo la virtud de devolverme al reloj y a la vida misma, esa realidad 'caliente' que París oculta tras sus elegantes fachadas y avenidas, no quedándome otra que abandonar a toda prisa el lugar de autos, tomar el metro y dirigir mi nariz hacia los salones del hotel Baltimore. Allí, cómodamente cobijado en una sala de espera, fui avisado al poco rato: "Monsieur, entrez , s'il vous plaît". Había sonado la hora de la verdad, la de poner manos a la obra y puntos sobre las íes.

Pero como todos ustedes saben, la operación de cata comienza más bien y en primer lugar poniendo la vista y la más atenta de las miradas a través de los cristales, Riedel de nombre, y adivinar de paso el sentido que delatan los distintos matices cromáticos del vino, que van en este caso del rosa pálido de sus ejemplares más equlibrados, al naranja de los más maduros y al rojo frambuesa de los más jovenes.

La degustación de grandes champanes supone siempre un agradable reto que muestra, de una parte, el excelso nivel de calidad del producto y de otra los elementos diferenciales que caracterizan a las grandes casas productoras. Desde un sobrio, singular y aristocrático Cristal Rosé, esencialmente distinto a un precoz y exuberante La Grande Dame; del seductor perfil aromático de Dom Perignon, cuya fragancia trae ecos inmediatos del terruño sagrado de Vosne-Romanée, a la madurez sublime y delicada de Dom Ruinart, un vino que presta a la palabra 'grandeza' su sentido más cabal.

Por cierto que son contadas las oportunidades que nos brinda la fortuna de libar tan preciosas gotas y burbujas, asociadas a menudo, según moralista de turno, a la decadencia de la noche o con el lujo y fasto de una clase social decadente y trasnochada. Allá películas! Crean conmigo que lejos de esas imágenes de fotonovela, no hay mejor lugar para estos vinos que la buena mesa, la ocasión más propicia y la compañía más amable. Sus precios suponen, por descontado, un esfuerzo extra pero altamente decoroso y rentable: se trata, en suma, de grandes vinos, muy complejos, que pueden y deben guardarse a la espera del mejor momento y de la ocasión más entrañable y meritoria.

1990 Dom Ruinart Rosé

La gama de vinos de Dom Ruinart se caracteriza en general por el notable predominio que le confiere la chardonnay, razón de su elegancia y de las diferencias con respecto de otros estilos más apoyados en la frutosidad y estructura derivadas de la pinot noir. El 85% de esta 'cuvée' es de chardonnay procedente de viñas muy seleccionadas. El resto, 15% vinificado por separado, es pinot noir procedente de Verzy y Verzenay. Otro dato diferenciador con respecto de otras casas es que Dom Ruinart sale y se comercializa más tarde que ninguno. Esta vez, frente a los nueve restantes de la tanda, debo constatar la prodigiosa evolución que protagoniza en copa, su extrema complejidad y el amplio abanico de sensaciones que desarrolla. A día de hoy acaba de superar su etapa más joven y afrutada para evolucionar y brindar deliciosos halagos de chocolate, cereza, pera madura y leves notas de melaza que nos traen recuerdos del estilo más maduro de Borgoña. Magnífico en boca por amplitud, mineralidad, frescura y delicada cremosidad que desembocan en un final muy largo y persistente, rico en matices e irresistible. Como ya hemos apuntado, su mejor homenaje no es otro que la buena mesa, cortejando por ejemplo una carrillada de corzo asada al punto y setas de temporada. 9,5/10.

1996 Billecart-Salmon, Cuvée Elisabeth Salmon Rosé

Se trata de un vino un tanto especial, una cuvée creada en 1988 en homenaje a Elisabeth Salmon, fundadora de la casa en 1818 junto a Nicolas F. Billecart. Se compone a partes iguales de pinot noir y chardonnay. Un 10% del pinot procede de Mareuil-sur-Aÿ y se vinifica por separado como tinto tranquilo. Expresa cabalmente el carácter de gran añada y se comporta como modelo de esos champanes jóvenes que conjugan a las mil maravillas intensidad frutal, textura cremosa y una formidable acidez muy a pesar de la fermentación maloláctica. Dentro de las medidas y volúmenes de Champaña, se trata de una producción un tanto limitada de unas 20.000 botellas en total. Rosa pálido, brillante, su perfil aromática aparece dominado por notas muy logradas de carácter mineral, frambuesa, limón y durazno. En boca se muestra cómodo, amplio y envolvente, de marcada acidez, largo y complejo. Disfrute y acompañe esta botella con una zarzuela de marisco o un decadente risotto con bogavante. A buen punto hoy, puede ser guardado durante muchos años, a la espera de una de esas ocasiones que se pintan calvas. 9/10.

1995 Dom Perignon Rosé

Hay pocas cosas en la vida ante las que se subleve y rompa techo el nivel de nuestras expectativas. Esa es la sensación que siempre me invade ante una botella de Dom Perignon Rosé. Es éste un champán tocado de veras por aromas de lujuria de bayas rojas, expresión auténtica de la mejor calidad frutal del pinot noir. Una grandiosa sensación aromática inunda la nariz con halagos de fresa silvestre, frambuesa y cierto toque sensual y carnoso. En boca dominan primero esas mismas notas para dar paso después a los tostados tan típicos de Dom Perignon. La acidez aparece al final de boca, perfectamente integrada y delicadamente arropada por la cremosidad de sus burbujas. Deje muy largo, complejo y cambiante con esas notas exuberantes de pinot que tanto recuerdan a los grandes vinos de Borgoña. A guardar largos años. 9,5/10.

1999 Comtes de Champagne Rosé

La degustación de este champán de estilo joven e intensivo, reviste siempre cierta curiosidad. Se compone de 70% de pinot y 30% de chardonnay. El 10% de pinot, vinificado por separado como vino tranquilo, procede de Bouzy. El chardonnay es de 'grand cru' de los municipios de Côte de Blancs. Su crianza es al menos de cinco años sobre lías anteriores al degüelle. Muy joven, de rosa intenso y de una burbuja tersa y vital, destaca mineralidad y bellos aromas de fresa silvestre y frambuesa. En boca es carnoso, intenso y muy fresco, limpio y afrutado, largo y elegante. Muy abierto y expresivo pese a su juventud, podemos guardarlo por largos años sin ningún cargo de conciencia. Pero si nos da por lo contrario, preparen un carpaccio de atún con caviar y huevos de codorniz. 8,5/10.

1996 Cristal Rosé

De los diez de la serie, éste exhibía la capa más pálida a la par que el brillo más intenso, además de la magia de sus aromas. Al primer sorbo me sentí completamente vendido: Qué magnífico vino, señores! Cristal rosé es el producto más singular de Louis Roederer y su excelsa calidad se debe sin duda a los bajísimos rendimientos de un pinot viejo de Cumières. Su corta maceración añade una dimensión extra este vino. Se compone de 70% pinot y 30% chardonnay. Su crianza es de cinco años sobre lías y seis meses más posteriores al degüelle. De añada inolvidable, presenta el equilibrio más logrado de la tanda, una perfecta identidad entre notas aromáticas y gustativas. Rosa pálido, brillo intenso y aromas pletóricos de frambuesa, melocotón, limón, almendra tostada y trufa. Potente a la vez que delicado, de cristalina acidez acariciada por una textura cremosa que pone música al paladar. Soberbia desgustación y grato recuerdo! Si la ocasión se presenta, no dude nunca en comprarlo y menos aún se olvide de invitarme si lo acompaña con bacalao fresco al vapor sobre crema de ostras y espárragos. 10/10.

1997 Belle Epoque Rosé

Bella presentación: botella de vidrio transparente decorado de motivos florales de Emile Gallé. Belle Epoque rosé es otro champán dominado por las notas de nobleza y elegancia derivadas del chardonnay procedente de Côte de Blancs más una pequeña porción de pinot vinificado como tinto tranquilo, lo que presta al conjunto deliciosas notas de bayas rojas y espléndida estructura. Un vino, en fin, que niega la presunción de no poder hacer grandes champanes a partir de la calidad de añada de 1997. De rosa intenso muy atractivo, se impone desde el primer momento a base de equilibrio, frescura y sensualidad, con espléndidos aromas de frambuesa, grosella, fresilla, cítricos y bollería. En boca se muestra amplio y envolvente, muy afrutado y fresco. Un champán más accesible que el resto de la tanda, que ofrece lo que promete. Perfecto con sushi de atún y vieiras. 8,5/10.

1997 Laurent-Perrier Cuvée Alexandre Rosé

Un maravilloso champán que hará llorar de alegría a los hinchas más incondicionales de pinot noir. Se trata, pues, de una cuvée un tanto especial creada por Bernard de Nonacourt en 1987 para celebrar la boda de su hija mayor. 80% de pinot seleccionado de viñas muy mimadas de Ambonnay, Bouzy, Louvois, Verzenay y Mailly. El chardonnay, responsable de su finura y elegancia, procede, en cambio, de Avize, Cramant, Chouilly y Mesnil-sur-Oger. Criado, según calidad de añada, entre cinco y diez años en sus lías, presenta un color rosa intenso y una burbuja exquisita.
Generoso de aromas con caricias de frambuesa, fresilla y albaricoque sobre fondo mineral. Muy fresco y sobrio en boca con seductores toques de bayas rojas, amplitud sobrada y largo deje. Delicado y equilibrado en conjunto, como anillo al dedo para un pot-au-feu de pollo trufado. 9/10.

1995 La Grande Dame Rosé

He aquí un ejemplar de la cuarta edición, añada, de este 'raro' champán. Se produjo con anterioridad en 1988, 1989 y 1990. Recuerda mucho en estilo a la cuvée blanca de la casa, dominada en gran medida por el mejor pinot procedente de Verzy, Ambonnay y Aÿ. Su chardonnay viene de Mesnil-sur-Oger, Avize y Oger. Esta cuvée rosada contiene un 15% de pinot de Bouzy, también vinificado por separado y como tinto tranquilo, que le presta un color precioso además de deliciosos aromas y sólida estructura. Su crianza es de seis años en sus lías. Resultó el vino más maduro de la tanda con notas de fruta dulce y exuberante de carácter. Un perfil aromático pleno de frambuesa madura, miel, melocotón y albaricoque. Poderoso en boca, con más extracto que acidez, cremoso y evolucionado. Largo y cambiante en final de boca, con más fruta y notas tostadas. A servir con una buena crema de marisco. 8,5/10.

Krug Rosé NV

Krug es Krug y, como en otras catas, el champán más vinoso de la tanda. Vinoso, claro está, en sentido positivo, como el que más pueda parecer y recordar un grandioso Montrachet, con ese carácter mineral tan explícito y un estilo de pinot que tanto se acerca a lo mejor de Chambolle-Musigny. De una acidez que se expande y acaricia a las mil maravillas y de una tonalidad mineral muy marcada, Krug Rosé es otra de esas rarezas de Champaña. Su primera cuvée si hizo en 1983. La expresión 'multi-vintage' (MV) le iría mucho mejor que 'No-Vintage' (NV) para describir la amplitud y complejidad que ofrece este vino. De rojo cobrizo y delicada burbuja, es generoso en aromas con toques complejos de cítricos, fresilla, mantequilla y bollería, tonos minerales y muy carnoso. Amplio y arrebatador en boca, de marcada acidez y especiado en un largo y refinado final de boca que nunca acaba. De gran guarda garantizada. 9,5/10.

1996 Cuvée William Deutz Rosé

Este maravilloso champán se mostró también muy abierto y accesible a pesar de ser fruto de una añada tildada de dura y sobria. Me agradaron en extremo su deliciosa fruta de pinot y su delicada estructura. Se trata en realidad de una selección de cuvées, de viñas 'grand cru', con un 75% pinot noir y 25% chardonnay. Rosa pálido y burbuja apretada, ofrece un preciosista mosaico aromático de frambuesa, grosella, chocolate y tabaco. Sabroso y complejo en boca, maravillosa acidez y afinada cremosidad. Deje largo y pleno de matices, bayas rojas y especias. Maduro y en plena forma para acompañar una 'linguine' con nata, guisantes y cigalas a la plancha. 9/10.
Confirmado: con queso, nunca grandes tintos 

Si tiene un vino malo del que quiera librarse, organice una fiesta de vino y queso. Pero no saque las botellas buenas, porque un reciente estudio demuestra que el acompañamiento preferido de los aficionados enmascara el complejo gusto del vino. Desde el sutil emmental hasta la mozzarella, pasando por el ácido gorgonzola, el queso reduce el sabor de los taninos y los aromas afrutados y de roble del vino tinto, según las pruebas realizadas con un grupo de catadores. "Cuando se toma queso a la vez, todos esos sabores se enmascaran un poco", declaró Hildegarde Heymann, del departamento de Viticultura y Enología de la Universidad de California en Davis.

Los investigadores pidieron a un grupo de catadores que evaluaran tipos caros y baratos de cuatro vinos tintos, y que los puntuaran a partir de aromas característicos como roble, chocolate, frutos secos, hongos y taninos. Después, debían valorar los mismos vinos tras probar toda una gama de quesos entre los que había emmental, gruyère, cheddar, stilton y gorgonzola.

Después de que los catadores probaran los quesos, los pinot noir, syrah y cabernet sauvignon perdieron sabor. Los fuertes sabores del gorgonzola y del stilton tuvieron los efectos más llamativos, pero incluso los más suaves provocaron un cambio evidente. El queso sólo potenció el aroma mantecoso de algunos tintos, tal vez porque el diacetilo, la molécula que lo causa, se encuentra en ambos.

Los científicos opinan que las proteínas del queso pueden envolver los componentes responsables del sabor en el vino y provocar que sean más difíciles de percibir, aunque añaden que el problema puede deberse, simplemente, a que la boca queda cubierta con una fina capa de grasa que inhibe el sentido del gusto.

"No creo que esto signifique que no se deba tomar queso con el vino; significa que se debe tomar el queso que más apetezca. Todos tienen el mismo efecto, de modo que es preferible tomar el que más guste", afirmó la profesora Heymann.

Malcolm Gluck, experto en vinos británico, dijo que la combinación de queso y vino se ha convertido en un cliché de tal calibre que muchas personas piensan que el queso va bien con cualquier tinto: "La combinación de queso y vino no es tan fácil como se cree. Hay que tener mucho cuidado, porque algunas mezclas son desastrosas. Uno de esos sorprendentemente aromáticos quesos de Alsacia, que huelen como las botas de un futbolista tras un partido, va bien con un gewürztraminer. Y un cheddar muy curado combina a las mil maravillas con un juguetón y joven cabernet sauvignon"
En España funciona el mayor Museo del Mundo sobre temas del vino
La empresa vitivinícola Dinastía Vivanco, de Rioja, patrocina el funcionamiento del Museo mayor de la vitivinicultura del mundo, en el que también se encuentra un centro de documentación que alberga libros de la edad media. Dinastía Vivanco pondrá en línea estos documentos para consulta de estudiosos.

El centro de documentación creado por Dinastía Vivanco cuenta con un catálogo que está disponible en Internet y, en breve, también sus obras más antiguas.
En total, cualquier usuario podrá acceder gratuitamente a más de 8.000 monografías en diversos idiomas, ocho incunables, en proceso de digitalización, y miles de fotografías y postales, documentos sonoros y audiovisuales, colecciones numismáticas y filatélicas, revistas, diarios, publicaciones de actualidad y novedades editoriales del mundo del vino.
“Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que es la mejor colección privada documental del mundo sobre la cultura del vino”, asegura la directora del Centro de Documentación del Vino Dinastía Vivanco, Nuria del Río.
Por su parte, Santiago Vivanco, director de la Fundación, considera este centro documental como “un complemento” del Museo Dinastía Vivanco, y como “un refugio de 8.000 años de una excelente relación entre el hombre y el vino”, una muestra más del lema de la familia: “Devolver al vino lo que el vino nos ha dado”.
También destaca que este proyecto no podría haberse llevado a cabo sin la tenacidad de su padre, Pedro Vivanco, que desde joven coleccionó todo tipo de objetos valiosos relacionados con el vino.
Entre las obras del centro se encuentran incunables como “Regimen sanitas”, obra de 1493 en la que se habla sobre los beneficios del vino para la salud, o “De Agricultura Vulgare”, uno de los primeros tratados sobre el cultivo de la vid que data de 1519.
Situado en la localidad riojana de Briones, el Museo Dinastía Vivanco recibió más de 150.000 visitas en 2007. Fuente: Rioja2.com
N. de la R. de Diario del Vino. Dinastía Vivanco impulsó una nueva y moderna bodega que supusiera un paso hacia la innovación enológica en la elaboración de vinos de Rioja de calidad. Todos los procesos de elaboración se desarrollan en ausencia de bombeos y con la única ayuda de la gravedad. La Bodega está situada en Briones, enclave privilegiado de La Rioja Alta, en las estribaciones de la Sierra de Cantabria y a orillas del río Ebro.